En tanto, los ribadenses pueden ver algunas de sus obras en el Concello: un grabado de El Cordobés, un retrato de cuerpo entero de El Altruán -un marinero con fama de bebedor, sobre quien aún circulan por Ribadeo algunas coplas-, y un retrato al carboncillo de 1936, en el que Benito Prieto Coussent ya dejaba claro por qué, con el tiempo, iba a ser considerado uno de los mejores retratistas de España. Estos dos últimos cuadros pueden verse en el salón de plenos del consistorio. No suponen una muestra representativa de su obra, pero en todo caso son la huella de su trabajo.
Benito Prieto nació en Ribadeo el 6 de junio de 1907. Su padre era fotógrafo, y de él aprendió los misterios de la luz y la expresión de los retratos. Su primer contacto con la pintura le llegó de la mano de Dioniosio Fierros, cuando su viuda le dejaba jugar con los utensilios del pintor.
Tras cursar estudios en Madrid ejerció como profesor, fundó una revista cultura e inició una intensa carrera artística. Al poco de concluir el curso 35/36, Benito Prieto fue detenido en su casa natal de Ribadeo, acusado de simpatizar y ayudar a los obreros y anarquistas y fue conducido al presidio de Tui. Prieto realizó entonces una serie de 24 retrados de sus compañeros presos. Este episodio marcaría su obra, en la que se refleja todo el dramatismo de la pobreza, el hambre y el sufrimiento.
En 1940 se casó con una joven farmacéutica de Granada, Antonia Rejón, y trasladó a esta provincia su residencia.
Desde hace tiempo, en Ribadeo se barajaba la posibilidad de organizale un homenaje. Fue Dionisio Gamallo quien lo propuso. Tras su muerte, el Concello retomó el proyecto con el apoyo de Daniel Cortezón, amigo íntimo de Prieto Coussent. Para darle forma estaba previsto que una delegación del Ayuntamiento se desplazase a Granada. No será en vida, pero Benito Prieto tendrá su homenaje en Ribadeo./LA vOZ DE GALICIA