Dulce remanso de mi patria chica,
mis pupilas en ti por vez primera,
se abrieron al fulgor de la quimera,
al vivir, a la idea que edifica.
Cuando te dejo más se intensifica
mi cariño hacia ti y si Dios pluguiera
que el fin de mi existir me sorprendiera
en tu ambiente, que lo agrio dulcifica.
Quisiera ver con ojos de vidente
la página triunfal de tu futuro
las grandezas que mi alma te presiente.
Y sobre el cristal limpio del Eo
¡Porque en su fondo transparente y puro
todas las gracias de los cielos veo!
DIONISIO GAMALLO FIERROS- LA COMARCA 17 diciembre 1933