Lunes, 05 de enero de 2009
Amparo la tomó por confidente, y hasta por compañera. Ana, viuda a la sazón de su capitán mercante, que andaba allá por Ribadeo, se prestó gustosa a ser, en cierto modo, la dueña guardadora de la Tribuna

La Tribuna.


Tienes razón... La pobreza enaltece... Rodando e rodando, tu papá conoció a una señorita muy guapa, estanquera en Ribadeo... Dicen que propiamente una imagen... Era enfermiza, la desdichada. Falleció al nacer tú, o poco después, que eso no lo sé de positivo. Ello es que de ti se hizo cargo, por orden de doña Catalina, el señor Farnesio, que te puso ama y te dejó al cuidado de ella, en tierra de Segovia. Pero esto ya lo sabrás tú muy bien. ¿Qué te estoy contando?

Dulce sueño

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Publicado por a333 @ 6:53  | literatura y ribadeo
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